He releído estos días fragmentos de la obra de Giacomo Leopardi, erudito, filósofo y poeta italiano, cuya vida transcurrió entre 1798 y 1837.
Frágil de salud, lleva una vida azarosa pero desdichada en todos los aspectos, por lo que paulatinamente va convirtiéndose en el poeta del pesimismo. Un poeta al que ese estilo trágico y melancólico le acerca al romanticismo imperante, pero su fondo y expresión pertenece a la poesía clásica.
Me he atrevido a hacer mi propia versión de un breve poema de este autor. Se trata del Canto XXXV, titulado “Imitación”:
Alejada de tu rama natal
mi pobre y delicada hoja
¿adonde vas?
Del árbol en que nací
me arrancó el viento,
que con renovado vuelo
me traslada
del bosque a la campiña,
del valle a la montaña.
Así, permanezco errante
desconociendo mi destino,
más voy donde todo va
donde, por naturaleza,
va el pétalo de la rosa
y la hoja del laurel.